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¿Informamos adecuadamente sobre Afganistán? lo explican los periodistas que se han pateado la zona española: Bernabé, Ayestaran y Beriain

Hace  un tiempo, la Asociación de la Prensa de Madrid me propuso para su revista «Cuadernos de Periodistas» un artículo en el que se analiza cómo la prensa española r el conflicto de Afganistán y la actuación de las tropas españolas en ese escenario. Opte por dejar hablar a los conocedores. A los periodistas que han pisado la zona a pesar de  todas las inconveniencias y riegos y no para hacer picnick o a japonesear.  Y hacerlo con sus propias palabras. El resultado es el artículo de 39 páginas,  titulado ¿Informamos  adecuadamente sobre Afganistán? que se publica en el último número de la revista . Responde a las preguntas que todos nos hacemos cuando pensamos en cubrir una guerra como Afganistán: ¿Debemos ponernos un burka para poder informar? ¿Contratarías seguridad privada o llevarías armas para mejorar tu seguridad? ¿Estariamos dispuestos a pagar por una exclusiva con un líder talibán?. Quiero agradecer a los tres su colaboración, su disposición a mis preguntas -no siemple amables o fácil- y su contribución a que los demás podamos aprenden cómo se cubren conflicto tan complejos como el afgano. Al mismo tiempo, por que no decirlo, pretende de ser un sencillo reconocimiento a su trabajo, con agradecimiento y cierta envida. Destaco algunos párrafos de interés:

«Curiosamente, los tres forman parte de esa nueva generación de periodistas que han crecido con la crisis galopante de los medios tradicionales, el ascenso de internet y la falta de estabilidad profesional. Los tres rondan la treintena de años, los tres son multimedia y los tres son freelance con relaciones laborales más o menos similares, es decir, ninguno es personal fijo de los importantes grupos de comunicación para los que trabajan en los lugares más peligrosos del planeta. Forman parte de esa nueva «clase» de periodistas que rechazan el conformismo y la seguridad de las redacciones y asumen con sorprendente tranquilidad el desafío y los riesgos de depender de la calidad y originalidad de su último trabajo. Don son hombres, Mikel Ayestaran y David Beriain, y una mujer, Mónica Bernabé. (…). Los tres coinciden en las principales conclusiones. Reconocen que es difícil que la opinión pública española esté bien informada sobre la realidad de Afganistán por la incapacidad que han tenido de aportar los datos necesarios e imprescindibles sobre la realidad en el terreno y su evolución. En este sentido, critican por igual a los dos principales actores del conflicto -Defensa e insurgencia. por las limitaciones y restricciones que imponen a la hora de informar, aunque explican de diferente forma como ejercen cada uno este control. Benabé es contundente a la hora de asegurar que el Ministerio de Defensa ejerce la censura al prohibir desde hace muchos años que los militares cuentes a los periodistas exactamente que están haciendo. Ayestaran y Beriain añaden algún matiz, pero reconocen el exceso y directo control que ha mantenido y mantiene Madrid a la hora de permitir el contacto entre los periodistas españoles y los jefes militares. Beriain extiende la autocrítica a la profesión periodística en general, porque considera que no se busca con suficiente ahínco la naturaleza y características de la amenaza que busca matar a los soldados españoles (la insurgencia, los talibanes, Al Qaeda, etc.) a pesar de haber sido el único que ha entrevistado en cámara a alguno de sus líderes. Ayestaran y Bernabé admiten en este sentido que la principal razón de no contactar con los talibanes es el gran riesgo que se corre y, en opinión de la corresponsal de El Mundo, su negativa por principios éticos a financiar a la insurgencia, teniendo en cuenta que piden dinero antes de conceder una entrevista. Los tres convienen, sin embargo, en la opción de contratar seguridad privada para asegurar una cierta libertad de movimiento aunque ello implique silenciar parte de la historia. Beriain y Bernabé defienden el uso el burka o de ropas tradicionales locales para pasar desapercibidos, no ser blanco de posibles secuestros o como señal de respeto a las costumbres locales. Asimismo, son bastante pesimistas sobre el futuro y la capacidad de la opinión pública de continuar respaldando la misión militar en el caso de que una creciente violencia incremente el número de bajadas mortales, ya sean españolas o de la OTAN en general. Respecto a los militares españoles, Beriain concluye: “No podemos valorarlos ni bien ni mal porque no conocemos con exactitud qué están haciendo”. Por último, el planteamiento profesional de los tres es el mismo: “Contar la historia de la manera más fidedigna posible”. Y obtener la mejor fotografía posible de la realidad aunque les falten muchas de las claves del día a día, sin entrar en debates terminológicos o políticos, en palabras de Ayestaran, para quien existe “una desinformación terrible y un desconocimiento enorme” sobre las verdades dimensiones del conflicto armado y nuestra participación» (…)

«¿Pensáis que el Ministerio de Defensa español ejercer la censura?

Mónica: Sí, sin duda alguna. Normalmente, no tengo acceso a las tropas españolas. Ni acceso a poder ver personalmente su trabajo en la zona.

Mikel: Tú puedes ir allí… La ONU va… Tú puedes ir a Badghis. Nadie lo prohíbe. Lo que yo digo es que si vas a informar sobre las tropas españolas, lo conveniente sería estar coordinados antes de ir para reducir los riesgos. Voy a informar de tu trabajo y lo voy a hacer bien, y colaborar entre todos.

David: No me atrevería a decir que ejerce la censura. Yo lo llamo, como ya he dicho, catenaccio, un control del acceso cuyo interés es que no se publique nada».

Texto del artículo  ¿Informamos adecuadamente sobre Afganistán?  Cuadernos de Periodistas, Núm. 21, Diciembre de 2010, pp. 49-85