Mi buen amigo y conocedor del conflicto del Sáhara Ginés Miguel Soriano Forte me recuerda que el buen periodismo consiste en superar las censuras y los impedimentos que el poder pone para obtener la información que necesitamos para saber que pasa y tener un juicio responsable. Y, en este sentido, me envía este acertado comentario sobre lo que ha costado a la profesión superar los impedimentos marroquíes para saber exactamente que esta pasando en El Aaiun. Estoy de acuerdo contigo y, sobre todo, gracias por la aportación. Adjunto su comentario:
«Hoy me he reconciliado un poco con la profesión: por fin hay periodistas españoles en El Aaiun.
Era incomprensible que a nadie se le ocurriera ir por tierra hasta allí. Si vas por avión diciendo que eres periodista está claro que te lo van a impedir, pero hay mil maneras de entrar a ras del suelo. A los de la SER se les ha ocurrido que era posible y sólo han tenido que pasar uno detrás de otro los innumerables controles, que siempre están y en los que siempre te preguntan a qué te dedicas, y entrar ricamente a una ciudad que es imposible cerrar completamente.
Ayer me acosté pensando en escribir que este asunto del Sáhara confirma la incapacidad de la prensa española de crear su propia agenda internacional. Iba a recordar que sólo somos capaces de ir detrás de los grandes medios anglosajones, como ocurrió en la guerra de Irak, donde, a pesar de la cobertura que ya había en la zona, algunos periodistas españoles se jugaron el tipo y entraron por su cuenta a través del Kurdistán.
Sin embargo, aquí, donde o van periodistas españoles como vanguardia internacional o no lo cubre nadie, donde España tiene enormes implicaciones en el asunto y donde nos pilla también geográficamente muy cerca, nadie parecía estar intentando algo más que sacar un cómodo billete de avión.
Pero allí están ya tres periodistas españoles, Angels Barceló, Nicolás Castellano y Ángel Cabrera, informando desde hace un par de horas. ¡Bien!.
Cómo nos descubre las vergüenzas este asunto. Comparemos: desde España no se entiende la aséptica posición norteamericana cada vez que el ejército israelí entra a sangre y fuego en algún enclave palestino. Vale, pues aquí tenemos al Gobierno español en una cuidada equidistancia cuando son las fuerzas marroquíes las que actúan a sangre y fuego para reprimir a los saharauis.
Como país, y especialmente como periodistas, qué difícil nos resulta mirarnos al ombligo en asuntos internacionales y reconocer que está sucio«.